Rafael Gutiérrez
(Guatemala, 1958)

 

ARS MÍSTICA

 

Hoy gozo en la poesía obedezco creo en sus oráculos como también empecé a creer en dios sus profetas potestades desde aquella noche en que falto de fe me arrastré convalecí hasta ti chorreando tristísimas escamas amamantando salamandras con mis más negras raíces glaucas lágrimas que no sé de dónde y a poco me abriste el milagro de tus piernas angélicas y supremas para que yo amor amor me santificara a perpetuidad y entonces nazco brillo dolor también adiós.

 

ROGUEMOS QUE MAÑANA

 

No hay remedio, compañera.

 

En este país
hasta las hormigas confabulan contra la alegría.

 

Roguemos que mañana
lluevan sobre nosotros
bestias de amnesia
para quedar, ahora sí, soterrados todos
bajo
un
alud
de
bruma

de la que nunca, oh efímeros, debimos haber salido.

 

ANGÉLICA EXPLORADORA

 

En la búsqueda de un corazón
de cinco pétalos
no ha habido lecho lunar o terrestre, Angélica,
que nuestras pieles no hayan hollado.

 

Nocturnos y diurnos,
varón y hembra,
somos dos guerreros asidos a un mismo escudo amoroso:
en las fauces del tigre afilamos el fuego
en las dunas del alba derramamos espuma.

 

ANGÉLICA CREPUSCULAR

 

Ves Angélica
esa quejumbrosa gaviota que allá arriba
vuela en laxos, sombríos círculos
en torno a tu cabeza: así suele rondarme la tristeza
cuando me dices adiós
y te alejas
y te olvidas de mí.                     

                                    

ANGÉLICA POST-MORTEM

 

El
día que tú te mueras
yo voy a embalsamarte
la boca para que me sigas besando,
los ojos para que me sigas iluminando
y el ombligo para que en ti, Angélica mía,
yo siga naciendo.

 

YO AÚN VIVO PLENO DE TI, ANGÉLICA

 

Yo aún vivo pleno de ti, Angélica,
sabiéndote sin embargo baldía de mí.

 

¿Cuándo, y en qué sitio del alma
alguien
me
tira
un paraguas, una piedra, un balazo
para acallar esta lágrima inapagable?

 

Tú aún vives baldía de mí, Angélica,
sabiéndome sin embargo pleno de ti.

 

V

 

Levántate y anda
Tañó el trovador provenzal
trepado en su altivo canto rojo
Y el Amor
Se levantó y anduvo, cálido y sollozante,
Arrastrando consigo una multitud de lechos
Hasta dejarlos ardiendo un lunes
A mitad de la plaza pública.

 

VII


Y entonces chupó la miel de la flor, de la flor de los nueve pétalos, hasta lo más adentro de ella. Y entonces tomó por esposa a la flor vacía, y salió el espíritu de la flor a vagar. Cuando se abrió el cáliz de esta flor, el Sol estaba dentro, y en medio de ella se leía su nombre.

 

EL  CAZADOR  DEL  PÁJARO  OCOTE
(fragmentos)

 

I

 

El árbol no muere.
Por debajo sus raíces platican con la tierra
y, al caer las primeras lluvias,
vuelve a llenarse de pájaros.

    
II

 

Amanecí con la camisa anegada de rocío.
Presiento que anoche, por sobre mis hombros,
alguien lloró su desconsuelo.

 

III

 

Esa hoja
que alguien desgajó de la mata
está a punto de morir.
Pero no morirá hoy ni acaso mañana.
Todavía, otro día más lejano,
emitirá su último quejido de hoja seca.

 

 IV


Un pájaro picotea un fruto.
Al rato otro pájaro picotea el mismo fruto.
Y más al rato otro pájaro picotea el mismo fruto.
Finalmente ya no existe el fruto.
Tampoco los pájaros.

 

V


No hago maromas en el cielo,
ni chamusco mis alas en fuegos vanos.
No es ese mi oficio.
Soy pájaro, es cierto, y soy ocote.
De este planeta soy,
y aquí me quedo pues, aunque tiznado y sucio,
no conozco otro dónde emplumar.
Cazador de estrellas,
como de cebollas, abusivo o con mis plumas en regla,
voy a donde no me llaman,
llego cuando ya no me esperan.
Soy pájaro, es cierto, y soy ocote.

 

VI

 

Como el perro con su luna alunada no
Animal que roe tres tiempos
Tritura sus huesos y los arroja
A la boca del abandono

 

Por el pájaro obstinado sí
Por los furores que no he sido
Por el tiempo que no será
Vejez fin de milenio
Muerte ya estás aquí
Adelante como el pájaro cantando me voy

 

Pájara que abre sus alas piojosas o deseadas/
la puta habita el hoyo de la noche.
bajo la pública luz del farol
o soterrada entre los escondrijos del deseo/                                    
es a un tiempo pulpa derramada o llaga proscrita.
Allí ha estado siempre/ desde el origen del mundo acaso/
ejecutando su acto  de hábil circense traga-hombres/      
abriéndose y cerrándose como una necesaria flor carnívora.
Guatemalteca o senegalesa/
enana peluda o silueta al mejor estilo pompeya/
su único y gran amor es el billete.        

                                                   

 (De zope, por tanto, no tengo ni el pico, inéditos).

 

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