Claudio Daniel
(Brasil, 1962)
CANCIÓN DEL ÁRBOL DE MIL HOJAS
¿qué expresa
esta esgrima silenciosa
este pugilato de sombras?
simulacro de suave tigre-de-agua y leonín dragón-de-viento
llama de blanca acacia y salmonete
que combate en el umbral entre la piel y el alma.
¿qué irradia
este lento ballet de plumas
este desfile de abanico y cuchillos?
danza que en sus pasos traduce, hábiles como la pantera,
la canción del árbol de mil hojas
que no sabe de lengua
sino de corazón
SUTRA
para Reginabhen
párpados de alhucema
cintilantes lunas sin enigmas
bajo el cielo anubis-tánger-cicatriz
en la seda color-de-nube que simula el deseo
serpentean formas de danzarina mora
de senos tamarindo y labios sabor anís
su pubis shiva kali irrumpe como rosa
cítara que enmudece el pensar del amante
y le llega al corazón
en el más cálido éxtasis de santos derviches
mujer sin álgebra, sin mitología, sin cábala
o neurocibernética quántica
la expresión pluscuamperfecta del verbo
que resume a su manera schopenhauer
los manuscritos de alejandría
los fabulosos cálculos de los astrónomos
y los acordes finales de un pianista de blues
dama hecha para mí y mi deseo de otro
que en tus manos resulta un león domesticado
mientras eres apenas una mujer
acostada en el lado izquierdo de la cama
Traducción: Jesús Barquet
PEQUEÑO SERMON A LOS PECES
a José Kozer
el
agua
es luz, el agua
es semen, plata, mercurio
espejo esférico de imágenes trémulas
que brotan, fluctúan y cesan
¡oh espléndidas carpas!
entre rajados cardúmenes, coronas de blanca espuma
y radiantes medusas
—láminas prismáticas de una vasta geografía—
vi la rama curva del cerezo
una nube, mi rostro
y la rana
Traducción:
Reynaldo Jiménez
DIÁLOGO CON EL ESPEJO
¿acaso es poesía
este alborozo
este desatino?
sólo piojos
pululando
en los pendejos
Traducciones:
Jesús Barquet
LECCIÓN DEL AGUA
I
el
mar,
fémina
poseida;
su habla
de suave
lámina
abisinia;
el ritmo
ondulado,
que fluye
en espiral;
la precisión
especular
del teatro
acuático;
el secreto
pugilato
que surca
las rocas.
II
el
mar,
leona
furiosa,
enseña
al poeta
su arte
plumaria;
la danza-
escultura
de las olas
incesantes;
la pulsión
del poema,
sus ciclos
menstruales.
el
mar
enseña
al poeta
el arte
sin arte.
ENCANTAMIENTO DEL TIGRE
el
mar;
digo: tigre,
pupilas de verde furia;
sus tígricas olas, garras,
puñales efervescentes
en arcadas de espuma, presas atrapadas;
el fluir y refluir de sus aguas
en ondulación, tigroso emblema de la fiera,
cantabile alabarda en jaspe y reluciente plata urdida
nos seduce como salvaje danza sarracena,
sus lienzos de tibia alhucema oscura;
disueltos en su puro mirar
de algas en sí algas, najas, corales
en opalino alborozo musgoso,
no resistimos más, encantados en la plateada arena,
y entramos en sus aguas de agua
bajo el sol; ahí terminamos.
MARINA BARROCA
el azul-espuma-catarata, azul-casi-blanco-niebla, de blanqueado en el azul-loto-krishna; delfín que surca en saltos las olas azul-marino-almizcle como graciosa bailarina camboyana, pies-apsara; y (¡miríadas!) aves acuáticas en mandálicos derviches rodopios rumo en el meru, inmenso portal laqueado, bajo el cielo-plumas-lakshmi, que se abre como novia. filos de azul-violeta en las pupilas del insecto que ve: en las blancas sábanas de arena, la vieja señora obesa, vulva de pelos encanecidos, sus lágrimas fermentando copas licorosas, bajo el para-sol; el sardónico bioquímico alemán, largas patillas plateadas, que corta el tocino en tajadas, entre cusparadas; y la bella ninfeta vietcong, sinuosas piernas mecánicas, cuyo mirar incendia como napalm. por fin, el pingüino ártico desterrado por exceso de daltonismo. después, nada se ve, sólo el más puro azul.
Traducción: Rodolfo Häsler
(De Yumê).
SILENCIO
para Duda Machado
La piedra;
lo que no dice
en su epidermis,
su opaca tesitura
de arena y tiempo
indiviso; la piedra —
(digo) (la no voz)
el silencio en tus
pupilas de luna
pálida, como llama
que se adensa
(mudez de sombra,
soliloquio de agua
inmóvil, en reseca
cisterna); y entonces,
las palabras.
(De A Sombra do Leopardo).
Traducción: Jesús Barquet